Tras el golpe militar de 1936, la purga que los sublevados ejercieron
sobre los profesores universitarios afectos a la República fue atroz.
En el caso de Santiago, del total de docentes a la altura del
alzamiento, 150, es decir, más de su cuarta parte, fueron punidos, de
una u otra manera, pues, tal y como se ha afirmado, «cada vacante de
un vencido generaba una oportunidad para un vencedor». Estas páginas
se consagran a recuperar, para la historia de la medicina y nuestra
memoria civil, la figura de Luis Morillo Uña (Badajoz, 1901-Santiago,
1937), catedrático de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de
Santiago de Compostela entre agosto de 1935 y julio de 1936, en que
fue cesado, y decano de su Facultad de Medicina apenas en...