En la Galicia de finales del siglo XIX sitúa Pérez Lugín la historia de Gerardo Roquer y Paz, un joven madrileño que es obligado a trasladarse a la lúgubre, solitaria y lluviosa Compostela para concluir la carrera de Derecho. Allí se instala en la pensión de la Troya, donde pasa a formar parte de un nutrido grupo de estudiantes, jóvenes, bromistas, tunantes y enamoradizos, con los que descubre la bulliciosa y alegre ciudad, el ambiente universitario compostelano y la auténtica amistad. Será el contacto con los "troyanos", el enamoramiento de Carmiña Castro Retén y los viajes por tierras gallegas los que provoquen su cambio de actitud hacia los estudios, la ancestral Compostela, la legendaria Galicia y los gallegos. Al margen de